
Medallón decorativo Ángeles Vintage 02
€139.00
Agotado
Hay momentos en la vida en que necesitas sentir que alguien te abraza desde el corazón del tiempo mismo. Este medallón de la Colección Ángeles Vintage es esa caricia eterna convertida en arte, ese abrazo invisible que tu hogar necesita para contarte cada día que estás protegida, que perteneces a una historia de mujeres que han sabido crear belleza incluso en los días grises.
Cuando diseñé esta pieza, tenía en mente a mi propia madre sosteniendo flores del jardín, con esa forma única que tienen las madres de hacer que lo ordinario se vuelva sagrado con solo tocarlo. Esta imagen nació de esa memoria universal que todas compartimos: la de sentirnos pequeñas y completamente seguras en los brazos de quien nos ama sin condiciones. En su cara frontal, un ángel maternal abraza con infinita ternura a un niño, mientras porta flores silvestres como ofrenda de amor puro. Sus alas desplegadas no son solo decoración; son el símbolo visual de esa protección que trasciende lo humano, que nos conecta con algo más grande y eterno. La inscripción original francesa nos transporta a esas pequeñas estaciones de provincia donde el tiempo fluía más despacio, donde aún había espacio para la contemplación y la belleza gratuita. Cada detalle ha sido trabajado a mano con paciencia infinita, honrando esa tradición artesanal que convierte un objeto en un guardián de memorias y emociones. Su reverso, con ese patrón vichy salpicado de margaritas, evoca los delantales de cocina, esas tardes de masa de galletas y confidencias susurradas, cuando lo sagrado habitaba en los gestos más simples de la vida cotidiana.
Este medallón no es decoración; es tu declaración de que comprendes que la verdadera riqueza no se mide en lo que posees, sino en la profundidad de lo que sientes al llegar a casa. Al colgarlo en tu pared, no solo estás eligiendo un objeto hermoso, estás afirmando que tu hogar es un santuario donde cada rincón abraza y protege, donde tus hijos y nietos aprenderán que algunas cosas hermosas se guardan para siempre porque contienen pedacitos de alma. Porque tú sabes que las mujeres de verdad no decoramos espacios: creamos refugios donde el amor se hace visible, donde cada detalle susurra que aquí vive alguien que entiende que la belleza también es una forma de oración, a través de la contemplación.




