Medallón decorativo Ángeles Vintage 06

€139.00

Agotado

Hay momentos en la vida en que necesitas sentir que alguien te abraza desde el corazón del tiempo mismo, y al mismo tiempo, que ese tiempo tenga sentido, que fluya con propósito y belleza. Este medallón de la Colección Ángeles Vintage es esa caricia eterna convertida en arte funcional, ese abrazo invisible que tu hogar necesita para contarte cada día que estás protegida, mientras marca con delicadeza el ritmo sagrado de tu vida cotidiana.

Cuando diseñé esta pieza, tenía en mente a mi propia madre sosteniendo flores del jardín mientras consultaba el viejo reloj de pared de la cocina, con esa forma única que tienen las madres de hacer que lo ordinario se vuelva sagrado con solo tocarlo. Esta imagen nació de esa memoria universal que todas compartimos: la de sentirnos pequeñas y completamente seguras en los brazos de quien nos ama sin condiciones, mientras el tiempo transcurría lento y lleno de significado en aquellos hogares donde cada momento era un regalo. En su cara frontal, un ángel maternal abraza con infinita ternura a un niño, mientras porta flores silvestres como ofrenda de amor puro. Sus alas desplegadas no son solo decoración; son el símbolo visual de esa protección que trasciende lo humano, que nos conecta con algo más grande y eterno. La inscripción original francesa nos transporta a esas pequeñas estaciones de provincia donde el tiempo fluía más despacio, donde aún había espacio para la contemplación y la belleza gratuita. Su reverso revela una sorpresa maravillosa: un reloj funcional que convierte cada consulta de la hora en un momento de contemplación, donde el patrón vichy se transforma en el escenario perfecto para agujas doradas que danzan marcando no solo minutos, sino instantes de plenitud. Cada detalle ha sido trabajado a mano con paciencia infinita, honrando esa tradición artesanal que convierte un objeto en un guardián de memorias y emociones.

Este medallón no es decoración; es tu declaración de que comprendes que la verdadera riqueza no se mide en lo que posees, sino en la profundidad de lo que sientes al llegar a casa y ver cómo el tiempo cobra sentido en espacios llenos de amor. Al colgarlo en tu pared, no solo estás eligiendo un objeto hermoso y funcional, estás afirmando que tu hogar es un santuario donde cada segundo que pasa abraza y protege, donde tus hijos y nietos aprenderán que el tiempo más valioso es aquel que se vive rodeado de belleza y amor. Porque tú sabes que las mujeres de verdad no decoramos espacios: creamos refugios donde el amor se hace visible incluso en la forma de marcar las horas, donde cada detalle susurra que aquí vive alguien que entiende que la belleza también es una forma de oración, a través de la contemplación.